La pequeña Isabel estaba toda contenta: la habÃan invitado al cumpleaños de una niña de su clase, Rosa, con la que no tenÃa hacÃa tiempo mucho trato.
Sólo tenÃa un problema, no tenÃa el suficiente dinero para comprarle algo bonito a la cumpleañera. Asà que, junto con sus amigas de siempre y otras compañeras, decidió comprar un bonito regalo para la niña del cumple.
Por fin, la hora habÃa llegado. Isabel se reunió con sus amigas para ir todas juntas al lugar señalado. Alguna que otra llegó tarde, pero era tanta la emoción que a nadie le importó. Cogieron los regalos y se fueron al cumple.
Cuando llegaron, algunas compañeras ya estaban allÃ, otras todavÃa no llegaran y Rosa, la protagonista estaba desaparecida. ¿Dónde se habrÃa metido?
Esperaron allà un largo rato, pero Isabel y sus amigas se estaban empezando a desesperar. Por unanimidad decidieron irse a dar un paseo mientras la cumpleañera no apareciese. Sus compañeras quedaron de avisarlas en cuanto llegara el resto de la gente.
El tiempo iba pasando y las niñas estaban aburridas de esperar por Rosa, cada vez se hacÃa más tarde y pronto se tendrÃan que ir para casa.
Isabel y sus amigas se sentaron en un banco de la plaza. Estaban hablando de sus cosas y riéndose cuando vieron, al otro lado de la plaza, a Rosa con un niño.
"Van hacia el cumpleaños", dijo una, "¿qué hacemos, esperamos a que lleguen ellos primero o vamos nosotras?".
"Esperaremos a que lleguen ellos", contestó Isabel.
"¿Por qué?", preguntó otra.
"Porque sÃ", zanjó Isabel. [que manÃa tiene la gente con preguntar razones!! xD] Y sus dos amigas se callaron.
Rosa iba subiendo la calle. De pronto, ella y su acompañante se pararon delante de un portal, justo enfrente del banquito donde estaban nuestras protagonistas. Como no querÃan que las viera, se escurrieron en el banco hasta que el coche aparcado delante de ellas las tapara por completo. Las niñas, que antes ocupaban todo el banco, estaban sentadas las tres en una esquinita minúscula donde Rosa no las veÃa.
Rosa y su acompañante se movieron. "Bien", pensaron ellas, "se van para el cumpleaños".
Pero no, las predicciones de las tres niñas estaban bastante equivocadas. Rosa dio un giro de 180º y se desplazó calle abajo con su amigo.
Las niñas ya no sabÃan donde meterse para que no las vieran. Se arrimaron al otro extremo del banco y agacharon la cabeza para que el coche las tapara por completo. Por segunda vez en un instante, nuestras protagonistas se libraron de ser vistas por la cumpleañera.
De pronto, Rosa y su acompañante cruzaron la calle.
"Ay dios", pensaron Isabel y sus amigas, "ahora si que ya no hay escapatoria".
Suerte que Rosa estaba un poco "deslumbrada" y no las vio, cruzó la calle y se sentó con su amigo en un banco cercano a ellas.
"Y ahora que hacemos?", preguntó Isabel.
"No lo sé", contestó una, "pero creo que deberÃamos saludarla".
"Es imposible que no nos viera", replicó la otra.
Asà que decididas las tres, se levantaron y se desplazaron al banco donde Rosa estaba sentada.
"Holaa", dijo Tania, una de las amigas de Isabel.
"Hola!!", contestó Rosa toda sorprendida.
"Tu no deberÃas estar en otro sitio?", preguntó Isabel, "me pareció escuchar que quedaras con alguien". (a todo esto, la fiesta era sorpresa...)
"Ahh, pues si, pero ya iré, ahora no me apetece", dijo Rosa, quien no tenÃa muy buena cara, "se está mucho mejor al aire fresco".
"Si, tienes razón", dijeron las tres niñas al unÃsono, "nosotras también nos vamos a dar un paseo, que hace mucha calor".
Se despidieron y se fueron.
La historia del cumpleaños quedó en nada, Rosa se hizo la sueca y no apareció por su fiesta. Estaba visto, las personas que la organizaban últimamente estaban bastante apartadas de Rosa, y a la niña le parecÃa una tomadura de pelo tanta hipocresÃa. Lógico.
Asà que nuestras tres protagonistas se quedaron sin fiesta de cumpleaños, por lo menos aquel dÃa, pero nadie les pudo quitar las carcajadas que soltaron durante un breve perÃodo de tiempo en aquel banquito, intentando que nadie las viera. Eso, no tiene precio.
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La historia parece bastante absurda, pero ... ¿a quien no le ha pasado algo parecido alguna vez? Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Si en el fondo este cuento tiene una cruda realidad... ;)
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Pregunta del dÃa: ¿Habrá algún invento para volver a la juventud?
Frase del dÃa: A quien madruga, dios le ayuda (¿verdad, Chu?) [o patada en los cojones, pero eso es otra historia]
Canción del dÃa: "Quiero saber de ti", Raffy MatÃas.
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