El amigo invisible

¿Qué entendeis vosotros por ciberamig@? ¿Es algo superficial o en verdad es algo que se puede lograr?

Hace unos cuantos años alguien tuvo la maravillosisisima idea de inventar algo hoy conocido como chat. La gente empezó a entrar en ellos y a hablar con otras personas desconocidas completamente, pero que tenían cosas en común y una gran conversación.
Ahí empezó todo.

Cuando yo conocí esto de internet, no sabía nada de ese mundillo de "chateos". Para mí, como para todos supongo, abrir por primera vez una página del explorador de windows y que no me saliese "No puede mostrarse la página" y después un chorro de texto donde te decían que probablemente no tenías conexión (que listiños) fue toda una experiencia.

Poco a poco, entre todos mis amigos y yo, fuimos sacando ideas y al final logramos chatear en alguna que otra página. Eso duró hasta que descubrimos el mIRC. Fue nuestro descubrimiento mayor en aquellas épocas, aún no teníamos mucha idea de como utilizarlo, pero por lo menos ya sabíamos algo más de aquel mundillo.
Nos buscamos unos nicks y empezamos a hablar con gente de muchos lugares de España (no se nos había ocurrido entrar en el canal de Ourense...), a decir tonterías y, sobre todo, a hacer "ciberamig@s".

Pronto conocimos los distintos canales: ourense, galicia, incluso a_estrada. Quien me iba a decir a mi que también había un canal de gente de mi pueblo.
Cada cual empezó a buscarse amigos por este mundo de la red. Mis amig@s comenzaron a chatear con personas más o menos conocidas por ell@s, de sus lugares de procedencia o alrededores, y yo hice lo mismo.
Al final creas una fuerte adicción a chatear, no había un día en que mi ordenador estuviese encendido con el mIRC abierto, aunque no hablara con nadie tenía la necesidad de mantenerlo abierto.

Poco a poco fui haciendo ciberamig@s, a base de chatear con la misma gente durante varios días seguidos los haces por narices, así que mis conversaciones sólo se limitaban a hablar con ell@s.
Hablar con gente desconocida ya no era algo que me hiciera gracia, chatear con alguien que a las tres líneas de conversación me quería conocer no lo consideraba como una de mis mayores metas en la vida, y, como cada vez había más gente de este tipo, fui dejando de chatear.

¿Y mis ciberamig@s?
Algunos fueron abandonados, lo reconozco, y ahora me da pena no saber nada de ellos.
Otros continuaron cierto tiempo, pero me acabé aburriendo y los abandoné.

Muy pocos siguen ahí. Ahora mismo puedo abrir el messenger y contar los contactos que tengo de gente desconocida y descubrir que menos de 10 personas pertenecen a ese pasado "cibernético", de las cuales sólo hablo habitualmente con 2 o 3. Es increible lo que cambia uno al pasar el tiempo.

Ahora ya no chateo, ni siquiera tengo instalado el mIRC.
De aquellos tiempos sólo conservo la manía de tener abierto el messenger (sin hablar con nadie) y algunos agregados desconocidos (al menos en persona).
Son las pequeñas costumbres que se adquieren al tener una rutina diaria, te acomodas y continuas en ella.

También me quedan ciberamig@s que han pasado la frontera invisible que los separaba y han pasado a ser amigos y muy buenos.
Pero eso es otra historia...

Ya lo decían los sabios, nada es eterno.