11/8/05

Una carta desde el exilio

Hola mamá,

hace tiempo que no te veo, seguro que ya te habrás acordado de ordenar mi habitación, como sueles hacer cada vez que me voy de casa, limpiar la sala todavía llena de un montón de cajas apiladas unas encima de otras, y lavar la ropa que he dejado por ahí sucia.

No sé cuando volveré todavía, sé que en el fondo echais de menos que esté ahí, todas las discusiones que tenemos a la hora de la cena, cuando más tranquilos "intentamos" estar todos.
Pero no te preocupes mami, la gente con la que estoy me cuida bien, no me hace tus potajes ni me miman como tú lo harías, pero no tengo mucha queja de ellos. La verdad es que para estar encarcelada tengo bastante buena vida.

Mi celda es pequeñita, da gracias si cabe una litera y una pequeña mesilla donde meter todas mis pertenencias. La comparto con un delincuente juvenil irreformable; nos hemos hecho muy amigos y dice que siempre cuidará de mi como un hermano.

En la celda tenemos un ventanuco. Da a un patio de recreo, donde todas las tardes hay cuatro o cinco niños jugando. Me hace mucha gracia verlos discutir por quien es el poli o a quien le toca quedar cuando juegan a pillar, por un momento vuelvo a la infancia que siempre quise tener y nunca tuve, exceptuando en mis sueños. Pero no te lo tengo en cuenta, tú siempre has sido muy buena madre conmigo.
En este patio hay un tobogán enorme, a los niños más chicos no les permiten subirse en él, se llevarían un buen golpe. También hay una lanchita como las que ponían en las fiestas cuando yo era pequeña, un sube-y-baja y algún columpio un poco oxidado por estas lluvias.

Espero que las cosas se pongan bien pronto y pueda volver a casa. La verdad es que ya no me quedan muchas esperanzas, aquí la gente está cada día peor y lo que menos quieren es volver a lo que fueron en algún tiempo. Pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde, así que me quedaré con unas poquitas mientras viva, mientras siga aquí intentando que esto dé resultado, mientras haya alguien un poco cuerdo a mi lado. Ilusiones vanas que se van quedando en eso, ilusiones.

Tú no pierdas la esperanza, algún día te llamaré y te diré que estoy en el portal de casa esperando a que salgas a recibirme con los brazos abiertos, como siempre lo has hecho.
Algún día estaré otra vez tumbada en mi cama sin hacer nada, y oiré una voz gritando desde el fondo de las escaleras que necesita mi ayuda, y yo me haré la remolona una vez más, pero me levantaré e iré a ayudarte.

Por el momento sólo espero que esta carta llegue a buen puerto, el cartero no es muy de fiar y el correo que hay aquí es muy pobre. He "tomado prestado" un lápiz y un papel para escribirte esta carta, arriesgándome a que me pillen y me traten como una ladrona más, encerrándome entre cuatro paredes malolientes, como hacen con muchos otros exiliados aquí.
Pronto vendrá el guardia y yo devolveré todo lo cogido, lo prometo, pero mientras, disfruto de este pequeño momento sin que nadie me lo robe. Aquí en mi exilio particular.

Volveré, no sé cuando ni en que estado, pero volveré. De eso sí que estoy segura.

Un beso muy grande mami, espero que estés mucho mejor que yo.
Tu hija.

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Pregunta del día: ¿Llegará el momento?
Frase del día: "Más vale no tener vergüenza unos segundos que vivir una vida llena de preguntas."
Canción del día: My inmortal - Evanescence

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