Llegué cansada a casa después de mi jornada laboral. Me tumbé en la cama, cerré los ojos y abrà los brazos a modo de jesucristo crucificado. Allà me quedé un buen rato, sin pensar en nada, sólo descansando.
Debió de pasar media hora más o menos desde que me quedé dormida. El sonido del móvil ahogado por los miles de bolsillos de mi bolso estaba empezando a retumbar en mis oÃdos, asà que acabé por levantarme de mi placentera siesta y responder a quien me llamara en tan mal momento.
Era él.
Vi su nombre en la pequeña pantalla del teléfono y se me quitaron las pocas ganas de hablar. No tenÃa ganas de volver a escuchar las mismas tonterÃas una y otra vez, los mismos camelos, los mismos engaños.
Sin embargo descolgué.
Un "hola corazón" se escuchó al otro lado de la lÃnea. Una atractiva voz me proponÃa un plan que no podÃa rechazar. No podÃa ser, yo no podÃa volver a caer en la trampa de siempre. TenÃa que recordar todas aquellas tardes esperando por alguien que no iba a aparecer, por alguien que ni siquiera merecÃa la pena, pero que siempre estaba ahÃ.
El ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Ay, si sólo fueran dos...
CaÃ.
Acepté la proposición y volvà a caer.
Colgué el auricular del teléfono y me senté en la cama en silencio. No me sentÃa bien con lo que iba a hacer, pero la atracción podÃa conmigo. Me levanté, me di una ducha rápida y me vestà lo más aprisa que pude.
Mi pelo todavÃa estaba mojado cuando el telefonillo dio fin a mis horas de soledad.
"Si?" - en el fondo querÃa pensar que no era él, que se habrÃa olvidado como tantas otras veces.
"Bajas?" - la misma voz del teléfono, el mismo tono de voz, la misma persona...
"SÃ, sÃ. Voy ahora"
Bajé las escaleras en un suspiro. Cuando llegué al portal, me quedé allà quieta por un instante, mirando hacia afuera tras los cristales de espejo que evitaban que me pillasen. Su coche estaba allà delante aparcado en doble fila. Él estaba dentro, esperando por mi.
Me subà a su coche en silencio, esperando quizás una explicación sobre su llamada, su insistencia, un algo. Pero no obtuve respuesta, tan solo una estúpida conversación que duró la mayor parte de la tarde.
Después de un par de horas de cafés, viaje en coche y charla, llegamos de vuelta al portal de mi casa. Aparcó en su doble fila correspondiente y apagó el coche.
"¿Por qué?" - instantánea e inconscientemente las palabras salieron de mi boca.
"¿Por qué, qué?" - su cara era un poema.
"Todo esto, la llamada, la invitación, el paseo, los cafés... ¿por qué ahora? ¿por qué no cuando tuvo que ser?"
"No lo sé... quizás me sentÃa demasiado sólo hoy"
Se acercó más a mi. Cerró los ojos y me besó. Yo me quedé allà quieta, inmóvil, mirándolo fijamente.
Mis ojos se fueron cerrando poco a poco y le devolvà el beso. No sé porqué lo hice, yo no querÃa hacerlo. Cuando logré reaccionar, me eché hacia atrás y abrà la puerta del coche.
"Esto no puede pasar. Lo siento. Deseé con todas mis fuerzas que volviera a suceder, y ahora que estoy aquà me doy cuenta que es un error. Saluda a tu mujer de mi parte. Es una buena mujer." - cerré la puerta y entré en el edificio.
Con las luces apagadas entré en la habitación y cerré la puerta tras de mi. No tenÃa hambre, ni sueño, ni nada. Me tumbé, cerré los ojos y soñé que esto nunca habÃa ocurrido.
-------------
Pregunta del dÃa: ¿cúando te veré de nuevo?
Frase del dÃa: "No es oro todo lo que reluce, ni todo lo que anda errante está perdido." J.R.R. Tolkien
Canción del dÃa: Labios compartidos - Maná
Debió de pasar media hora más o menos desde que me quedé dormida. El sonido del móvil ahogado por los miles de bolsillos de mi bolso estaba empezando a retumbar en mis oÃdos, asà que acabé por levantarme de mi placentera siesta y responder a quien me llamara en tan mal momento.
Era él.
Vi su nombre en la pequeña pantalla del teléfono y se me quitaron las pocas ganas de hablar. No tenÃa ganas de volver a escuchar las mismas tonterÃas una y otra vez, los mismos camelos, los mismos engaños.
Sin embargo descolgué.
Un "hola corazón" se escuchó al otro lado de la lÃnea. Una atractiva voz me proponÃa un plan que no podÃa rechazar. No podÃa ser, yo no podÃa volver a caer en la trampa de siempre. TenÃa que recordar todas aquellas tardes esperando por alguien que no iba a aparecer, por alguien que ni siquiera merecÃa la pena, pero que siempre estaba ahÃ.
El ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Ay, si sólo fueran dos...
CaÃ.
Acepté la proposición y volvà a caer.
Colgué el auricular del teléfono y me senté en la cama en silencio. No me sentÃa bien con lo que iba a hacer, pero la atracción podÃa conmigo. Me levanté, me di una ducha rápida y me vestà lo más aprisa que pude.
Mi pelo todavÃa estaba mojado cuando el telefonillo dio fin a mis horas de soledad.
"Si?" - en el fondo querÃa pensar que no era él, que se habrÃa olvidado como tantas otras veces.
"Bajas?" - la misma voz del teléfono, el mismo tono de voz, la misma persona...
"SÃ, sÃ. Voy ahora"
Bajé las escaleras en un suspiro. Cuando llegué al portal, me quedé allà quieta por un instante, mirando hacia afuera tras los cristales de espejo que evitaban que me pillasen. Su coche estaba allà delante aparcado en doble fila. Él estaba dentro, esperando por mi.
Me subà a su coche en silencio, esperando quizás una explicación sobre su llamada, su insistencia, un algo. Pero no obtuve respuesta, tan solo una estúpida conversación que duró la mayor parte de la tarde.
Después de un par de horas de cafés, viaje en coche y charla, llegamos de vuelta al portal de mi casa. Aparcó en su doble fila correspondiente y apagó el coche.
"¿Por qué?" - instantánea e inconscientemente las palabras salieron de mi boca.
"¿Por qué, qué?" - su cara era un poema.
"Todo esto, la llamada, la invitación, el paseo, los cafés... ¿por qué ahora? ¿por qué no cuando tuvo que ser?"
"No lo sé... quizás me sentÃa demasiado sólo hoy"
Se acercó más a mi. Cerró los ojos y me besó. Yo me quedé allà quieta, inmóvil, mirándolo fijamente.
Mis ojos se fueron cerrando poco a poco y le devolvà el beso. No sé porqué lo hice, yo no querÃa hacerlo. Cuando logré reaccionar, me eché hacia atrás y abrà la puerta del coche.
"Esto no puede pasar. Lo siento. Deseé con todas mis fuerzas que volviera a suceder, y ahora que estoy aquà me doy cuenta que es un error. Saluda a tu mujer de mi parte. Es una buena mujer." - cerré la puerta y entré en el edificio.
Con las luces apagadas entré en la habitación y cerré la puerta tras de mi. No tenÃa hambre, ni sueño, ni nada. Me tumbé, cerré los ojos y soñé que esto nunca habÃa ocurrido.
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Pregunta del dÃa: ¿cúando te veré de nuevo?
Frase del dÃa: "No es oro todo lo que reluce, ni todo lo que anda errante está perdido." J.R.R. Tolkien
Canción del dÃa: Labios compartidos - Maná
7 comentarios:
Siempre se cae en las mismas trampas aunq lo mejor serÃa pensar antes de actuar, pero como no se dá!!!
besos Meighi ;)
Justo estoy oyendo Labios Compartidos:).
No sé qué decirte...no sé si es autobiográfico o una ficción literaria, pero aunq lo sea, seguro q más de una vez te ha pasado...Yo estoy en la encrucijada. Quiero resistirme, pero..no tengo fuerza de voluntad suficiente. No sé qué hacer. Pero bueno, aunq sea un suicidio racional...tropezaré por milmilonésima vez en el mismo pedrusco.
biquiños
Joder como te comprendo nena!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!me ha pasado lo mismo desde mayo del año pasado hasta hace bien poco.....no podia dejar de pensar en una persona que me ha hecho la vida imposible siempre, y yo no lo podia evitar...hasta que me he dado cuenta de que realmente me merezco algo mucho mejor y deje de caer en la trampa...
Llegara ese momento, no lo dudes....animo y besiños
Eso de que el ser humano es racional es muy discutible... o no??? A veces nos movemos ya no por instintos solamente, pero sà por eso que hace que se nos remuevan las tripas (porque los sentimientos o las sensaciones que se nos antojan inevitables no se siente en el corazón, se sienten en el estómago...). ¿Cómo evitarlo? Ni idea... Supongo que como dice Lúa, llega un momento en el que nos damos cuenta de que no nos compensa, y ahà sà rige la racionalidad.
Somos una extraña mezcla... pero interesante...
Lo único que puedo decirte es, desde la distancia de los hechos, evidentemente, mereces más que el hecho de que te llame porque tal vez ese dÃa se encontraba demasiado solo... aunque caerás en la tentación las veces que sean necesarias hasta que tú misma tomes la decisión... es malo eso?? No necesariamente... yo pienso que la experiencia vital es buena...
Un besote, guapa!!
...e eu estou dacordo, e sendo un pouco friki, (para non variar) dirÃa iso de "aquello que no nos mata nos hace más fuertes". :D
saúdos.
Porque se sentÃa solo???
CANALLA!!!!
Un beso de los de verdad.
Capitán: lo de pensar antes de actuar es una técnica que deberÃa aprender pero que nunca lo hago... asi me va :P
Marta: A mi también me ha pasado algo asÃ, y lo que dices tú, el pedrusco es tan grande que caes siempre.
De todos modos si esta historia es ficticia o no... vamos a dejarlo ahà ;)
Lua: yo creo que a todos nos ha pasado algo por el estilo, el caso es darse cuenta del error y empezar a remendar por donde se pueda. El momento siempre llega :)
Akroon: Hombre, yo creo que de todo esto, lo único bueno que te puedes llevar es la experiencia de los hechos, siempre y cuando la utilices después... que sino estamos en lo mismo :P
Moucho: si... ou como diria miña abuela "o que non mata enghorda" xDD
Dani: porque todo el mundo se siente sólo de vez en cuando, y es imposible remediarlo.
Besos a todos :D
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