12/2/05

La historia de un amor imposible

Me miraste fijamente y me besaste, un beso suave como la espuma, que se iba deshaciendo más y más en mis labios.

Ahí fue cuando comencé a quererte, a amarte de una forma sobrehumana, e hice que mi mundo girase todo en torno a ti.
Nada me importaba más que tus ojos, que tus labios, que tu cuerpo.
Durante meses respiré con tus pulmones y mi corazón latía con el tuyo.



Abrazada a ti vivía un día más...Eras mi veneno, la droga mortal a la que estaba totalmente enganchada.
La música sonaba... notas que decían con palabras lo que nosotros no podíamos expresar.

Pero poco a poco esa pasión, el deseo que sentíamos se fué extinguiendo como la luz de una vela que se queda sin oxígeno.



Nos fuímos distanciando, alejándonos el uno del otro sin darnos apenas cuenta. Seguíste una senda distinta a la mía y yo no pude hacer nada por remediarlo. Pero tú eras mi droga, y yo seguía sin poder separarme de ti.

LLegaste una vez más a casa y me abrazaste. Noté el calor de tu cuerpo pegado al mío, pero sentí como si fuera tu manera de despedirte de mi, y en la radio sonó esta canción:

(..) Mis labios no encuentran tu beso oportuno,
ni encuentra mi cuerpo en tu cuerpo refugio,
tan sólo pasivo abandono, distante desnudo
que entregas como algo que no fuera tuyo,
dejándote hacer en ausente actitud.
Qué mortal desazón es hacerte el amor
cuando ya no eres tú. No quisiera saber,
cuando sueles llorar, en qué brazos estás. (..)
(Luis Eduardo Aute)

En ese momento me di cuenta que era el fin, porque exactamente yo sentía lo que la canción me iba cantando tras de mi.
Hasta aquel momento tus abrazos me daban vida, sin embargo éste me cruzó el pecho como un cuchillo recién afilado.

Sentía tu distancia cada vez más, notaba como me apartabas la mirada mientras estábamos juntos.

El día en que definitivamente me decías adios había llegado.
Tus palabras se quedarán grabadas en mi corazón con marca de fuego.
Me dijiste que ya no me querías, que hacía tiempo que no sentías todo aquello que decías sentir por mi.

Yo lo sabía, pero nunca tuve el valor para reconocerlo. Y allí me quedé, triste y sin aliento, para combatir el día a día sin ti, sin tus abrazos, sin mi veneno.

2 comentarios:

Tuxina dijo...

Cuando los abrazos ya no singnifican nada es cuando se ha acabado todo.

Esa es mi experiencia. Para mí no hay cosa más sincera, más tierna, nada que diga tantas cosas como un abrazo.

Un beso.

Unknown dijo...

Los besos los puedes dar con amor, amistad, cariño, ternura... pero también los puedes dar por compromiso, y no sentir nada más.

En un abrazo se puede notar el cariño que te une a la persona que se lo das, nunca es falso.

Besos.