2/3/05

Por la mañana

Me desperté sobresaltada, miré el reloj que colgaba del techo de mi habitación y daban las 6 y media. "Otra noche sin dormir", pensé, "¿por qué cuando estoy preocupada no pego ojo?"

Levanté ligeramente la cabeza de la almohada. La persiana media abierta daba entrada a las luces de las farolas de la calle, justamente esa luz acababa en mis ojos, que todavía no se acostumbraran a la claridad.
Miré alrededor de mi. La silla estaba llena de ropa usada, nunca tenía tiempo ni ganas para recogerla. Encima del escritorio el bolso, abierto de par en par, con todas las cosas por fuera, como si lo acabasen de revolver buscando algo de valor. "De valor", pensé yo, con una media sonrisa en la cara, "yo no tengo nada de valor".

Me desperecé una vez más, ya casi estaba completamente despierta. Cogí el móvil de mi mesilla de noche, nadie me había llamado, "que raro", me dije irónicamente, en el fondo esperaba que alguien se hubiese acordado de mi.

Por último, me senté en la cama, las sábanas todavía me cubrían las piernas, hacía frío y la calefacción estaba estropeada. No me apetecía mucho levantarme, era temprano, ¿qué iba a hacer yo a las 7 de la mañana por ahi? Pero me levanté, me vestí y me dispuse a salir por la puerta de mi casa.

Sin rumbo fui calle arriba, observando todo lo que se aparecía a mi camino: coches, papeleras, farolas, un gato negro...
"Buf, que suerte tengo, se ha cruzado conmigo", me había levantado un tanto irónica e irascible.

Hacía frío. Mis manos se estaban quedando moradas. Los guantes seguían estando en mi triste y desordenada habitación.
Así que eché a correr. Corría cada vez más rápido, cada vez más, como si mis problemas se fueran quedando en cada zancada que daba. Ilusiones mías.

Mi corazón latía muy fuerte, casi se salía del pecho, así que frené, y lo hice tan rápido que me faltó muy poco para caerme. Miré mi reloj, "las 8:15, es temprano todavía", me dije.

Pero cuando levanté la vista y observé la calle en la que me encontraba no reconocía nada. No sabía donde estaba, la gente caminaba a mi alrededor mirándome con cara de circunstancias, señalándome con el dedo como si estuviera haciendo algo malo.

Me sentí sola, apartada del mundo. Nadie era capaz de comprenderme. Nadie entendía porque estaba así.
Miré a mi alrededor y sólo veía negras sombras que me rodeaban. Me senté en el suelo, estaba demasiado cansada, y continué mirando a la gente pasar, inmensas sombras que se acercaban y alejaban, una detrás de otra.
Cuando se acercaban sentía como si lo hicieran a cámara lenta, observando cada uno de mis movimientos, una triste marioneta que se mueve en un escenario que todos miran.


ME CANSÉ.
Levanté la mirada hacia el cielo, que estaba empezando a esclarecerse por la luz del temprano sol. "Nunca más", grité, "nunca más me dejaré llevar por estas estupideces. Nunca más dejaré entrever mis sentimientos, no me sirve de nada".

La gente me seguía mirando, pero ya me daba igual. En esa calle desconocida, sentada en la acera, observada por todo el mundo, había nacido otra persona. Una persona que no tenía sentimientos, que le daba igual lo que hiciera el resto de la gente, sin remordimientos, ni sombras, ni problemas...
El mundo había creado en mi la semilla del desengaño, ya no tenía por lo que luchar, nunca más sería feliz. "Me da igual", pensé, "ahora sé que es lo que tengo que hacer".

"Las 8:45 de la mañana... Es hora de trabajar... "


Y me fui calle abajo.
Pero ya no era la misma, ya no era la chica que un día se levantó triste porque nadie se acordaba de ella. Esa había muerto fulminada en la calle por decenas de miradas furtivas, de gente que ni siquiera la conocía. Allí había quedado mi alma.

Después de todo, nadie se preocuparía por mi...

11 comentarios:

Stanislas dijo...

Ciertamente parece una situación desagradable, pero demasiado extremista. Invariablemente siempre hay alguien que se acuerda de nosotros.
Además, convertirse en una roca tampoco soluciona nada, es más, puede que empeore la situación.
Esa es la solucion facil, la que eligen los que no quieren pelear por hacer su vida tal y como ellos quieren que sea.

Hasta otra. Un abrazo mas grande que...

Unknown dijo...

...la putísima vida.

Gracias, lo necesitaba :)

Un beso.

Anónimo dijo...

Spaviladiyo:
Muy bonito!!!, es muy crudo, pero realmente bonito. Autobiográfico???
Por cierto, sigo pensando que los pop-ups para comentarios=kk, y lo de tener que crearte una cuenta en bloger....no digamos...

Unknown dijo...

Se puede decir que es autobiográfico, pero muy metafórico.

Por cierto, como es autobiográfico, te digo que tus comentarios=kk (no los pop-ups) las cuentas en blogger son precisamente para no ser una friki como tú, y lo que pienses me importa un huevo :)

Besos.

P.D.: todo es mentira, pero a que quedo la ostia de chula? xDDDD

Tuxina dijo...

Vamos por partes.

Tú si tienes algo de valor, te tienes a tí misma, que eres un tesoro de niña. Tienes amigos, unos más y otros menos, unos te dan cosas y otros no. No digas que no tienes cosas, porque sobre todo la primera vale más que nada.

Correr, gritar, golpear paredes o cojines, todo eso es bueno, ya lo dijo nuestro caballero negro y tiene razón, a mí me funciona.
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No me creo que tú, mi niña, te levantes un día sin sentimentos. Tú que eres tan dulce, tan amable, tan fácil de querer. No te deshagas de ellos, simplemente recíclalos, enfócalos de otra manera.

Y por último, yo me preocupo por tí, me importa lo que te pasa, me importa cuando estás triste, me alegro cuando estás alegre, me río contigo, y también lloro, me apoyo en tu hombro y te doy el mío para que hagas lo mismo. ME IMPORTAS MUCHO MI NIÑA.

Y por encima de todo, te quiero mucho y quiero que estés bien.

Mil besos.

Tuxina dijo...

Y se me olvidaba, si alguien te molesta o te irrita tanto repite este tantra del gran Brussss:

¡Yipi ka yeah hijo de puta!Otros mil besos.

Unknown dijo...

Lo sé, no te preocupes por mi, estoy aprendiendo a marchas forzadas a ser una zorra vengativa, eres mi ejemplo a seguir, por lo menos, por ahora :p

Gracias por tu inmenso apoyo, yo también te quiero un montón.
Mil besos.

Anónimo dijo...

Spaviladiyo said:

Zorra vengativa??? eso tienes que explicarmelo un día con el café que te debo.... ;-)

Anónimo dijo...

Wooouw!! Un aplauso!!

Me he sentido así tantas veces!!
Desde el momento de estar solo en la cama viendo derrotado el "nada nuevo" que te ofrece el día antes de levantarte, hasta el momento de "Nunca más!! nunca más me dejaré llevar!!".

El aplauso es por lo bien que has sabido expresarlo. Es agradable descubrir que existe gente en el mundo que a veces se siente exactamente igual que tú. La única diferencia es que en mi cuarto son los cajones los que están abiertos y revueltos como si alguien buscara "algo de valor", y que lo que yo digo cuando veo que nadie me ha llamado ni mandado un mensaje es: "pero quién te va a llamar a ti?"

El resto es exactamente igual, incluso podría escribir la continuación: Tal vez durante un par de días (quizás más dependiendo del daño que te hayan hecho) te levantas sintiéndote solo, pero fuerte, decidido a ser feliz por ti mismo, a no volverte nunca más vulnerable a nadie, a no dejar que tu felicidad dependa nunca más de lo que hagan o digan los demás. Pero unos días más tarde ocurre algo, no sé, tal vez sales por ahí con una amiga y lo pasas genial, o un amigo se sincera contigo y te pide ayuda, o conoces a un desconocido y te pasas la noche entera hablando con él... total, que un par de meses más tarde te vuelves a ver a ti mismo corriendo por esa calle hasta agotarte, hasta tener que parar porque ya no puedes más y vuelves a estar e ese sitio otra vez, y sientes que es la primera vez que ves esa calle en tu vida, y te das cuenta de que estás solo, pero que no necesitas nada más, que no quieres necesitar nada más... y otra vez vuelta a empezar. Unas veces dura más otras veces dura menos, pero cuantas veces me habré sentido así!!!

Solo quiero añadir una cosa más. Esa sensación de dejar atrás tus problemas a cada zancada que das cuando corres... realmente sí que los dejas atrás. Hace dos años, una noche que... ya-no-po-di-a-más. Salí de casa y me fui a correr, y corrí y corrí... y descubrí lo bueno que és. Cuando volví era una persona nueva (como tú). Luego empecé a ir al gimnasio, y es algo que recomiendo a todo el mundo que tenga problemas de ansiedad. No para ponerse en forma, ni para ganar o perder kilos, no para ponerse cachas... hacer ejercicio es lo mejor que hay contra la ansiedad, es como ducharse por dentro jejejejeje, después de hacer ejercicio y ducharte, sales del gimnasio limpio. Limpio por dentro y por fuera.

Un besazo. Recuerda siempre lo que te dijo tu amiga Tuxina, cuando te despiertes y veas el bolso revuelto como si alguien hubiera estado buscando algo de valor piensa: "que tontos!! si lo más valioso estaba metido en la cama!!".

Unknown dijo...

Me alegra que alguien tenga las mismas sensaciones que yo, no porque me alegre tu situación, pero es reconfortante saber que hay gente en el mundo que se siente como tú (ya estaba siendo un poco egocéntrica).

Lo bueno de todo esto es que,una vez dejas atras los malos rollos de tu cabeza, la vida vuelve a ser como antes, como si nada hubiese pasado. Lo malo, por supuesto, es que lo vuelves a pasar...

Tuxina para mí es como mi hermana, asi que sus comentarios son muy poco objetivos, pero en estos casos lo único que hace falta, a mi por lo menos, es a alguien que te de un abrazo cuando más lo necesitas y ella siempre está ahi :)

Gracias por tu comentario una vez más. Probaré lo del gimnasio, pierde cuidado.

Besos.

Anónimo dijo...

pues buena idea, la que hiciste ese dia de salir un rato a distraerte y meditar, a veces tenemos una mente tan atormentada, desde Peru, Silvia::: yo escribo algo parecido, si deseis conocerme, escribeme, mayumi_yiro@hot.