Recuerdo como nos conocimos, como entablamos nuestra primera conversación y cuál fue nuestro primer beso. Pero todo esto comenzó con Mario...
Hace unos meses llegó al piso de enfrente una nueva familia, una gente muy maja a la que le cogà mucho cariño. Los nuevos vecinos tenÃan un hijo, más o menos de mi edad, se llamaba Mario.
Con el tiempo nos fuimos haciendo buenos amigos, tanto, que me llegué a enamorar de él. A pesar de eso, nunca se lo hice saber, Mario tenÃa novia yo no era nadie para interponerme en su relación.
Un dÃa, Mario llegó a mi casa muy disgustado porque habÃa discutido con ella. Yo no sabÃa que hacer para que se sintiera mejor, nunca me gustó ver llorar a la gente porque me siento impotente y no sé que decir.
Mario me contó que discutieran porque su novia era muy celosa y siempre desconfiaba de él, que no entendÃa como ella era asÃ, que él nunca le habÃa dado motivos para ello. Su novia querÃa dejarlo y él se querÃa morir.
Entonces lo abracé.
Cuando me empecé a separar de él, mi corazón latÃa a un ritmo desenfrenado, no podÃa ocultarlo más. TenÃa que contarle la verdad.
Aún estábamos abrazados cuando le dije que le querÃa, que no podÃa vivir sin él y que no entendÃa como alguien podÃa hacerlo sufrir tanto. SabÃa perfectamente que no me correspondÃa, pero no podÃa soportarlo más, mi agonÃa personal era él, si él sufrÃa yo lo hacÃa aún más por ver el dolor en sus ojos.
Se quedó mirándome fijamente sin decir nada. Sus grandes ojos de pronto se volvieron chiquitines y sonrientes, se acercó y me besó dulcemente. Sus ojos brillaban, todavÃa humédos por las lágrimas derramadas.
Yo lo correspondà y nos besamos más y más, deseando que no acabara ese momento y quedarnos asà para siempre, abrazados, cuerpo con cuerpo.
Era mi cuento de hadas, mi historia soñada.
Aquel dÃa no dormÃ, sólo soñé. Soñé que Mario me querÃa, que deseaba estar sólo conmigo y que por fin le iba a plantar cara a su novia.
Pobre ilusa, nunca aprenderé que los sueños, sueños son, y la realidad es un poco distinta.
Al dÃa siguiente no vi a Mario, ni al otro, ni al otro más. Su madre me decÃa que estaba estudiando en la biblioteca y que siempre llegaba muy tarde a casa, asi que durante unos dÃas no lo molesté más.
Pero un buen dÃa Mario llamó a mi puerta y mi corazón dio vuelco cuando lo và en la entrada de mi casa, preguntando por mi. Se acercó, me dio un beso en la mejilla y me preguntó si podÃamos hablar. ¿cómo no iba a querer hablar con él? TenÃa tanto que decirle, tantas cosas que contarle que no me daba tiempo para respirar.
Sin embargo, el semblante de Mario no era el mismo de siempre, su rostro estaba tenso, bastante serio y no apartaba los ojos de los botones de su camisa. Levantó su brazo y acercó su dedo Ãndice a mi boca, entonces me callé y dejé que hablara él.
"Lo siento", me dijo, "mi novia y yo hemos hecho las paces, ya hemos arreglado nuestros malentendidos".
Una daga de dolor atravesó mi pecho y me partió en dos. Con mi corazón en un puño le pedà que se fuera, que necesitaba estar sola.
Acurrucada en mi cama, sollozando, se acercó a mi y me abrazó. Fue un abrazo seco, distante, falto de ternura y cariño. Ya no era lo mismo, algo habÃa cambiado entre nosotros: la amistad se habÃa transformado en amor no correspondido.
Asà empezó y terminó mi historia con Mario, si es que de verdad hubo algo que empezó y terminó. ¿Te acuerdas? TodavÃa recuerdo esos dÃas con nostalgia, diciéndome a mi misma "pobre ilusa, que creyó en el amor", sólo tú supiste enseñarme el verdadero sentido de la vida.
Sigo caminando bajo la lluvia, esa lluvia que me incita a seguir viviendo en un mundo de sentimientos imposibles de controlar; la misma lluvia que un dÃa nos unió y jamás nos separó.
Pero esa, esa es otra historia...
(continuará...)
3 comentarios:
Que bonito... y que triste coooño.
¿En que habÃamos quedado?
Un beso nenita.
Si seguimos por este camino más vale que nos recluyamos todos en un convento de alguna orden en la que prime la moñeria sobre la oración...
La verdad, esta historia es más bonita, más intensa y muchisimo más desgarradora que la de la carta anterior.
Me alegra que postees cosas tuyas :)
Tuxina: Lo intenté, de verdad, pero si te das cuenta es una carta sin final, asi que me esforzaré en hacer lo acordado, el final de la carta será como prometÃ.
The Unknown Man: dónde queda ese convento? Ya lo visitaste, eh? ;) A ti, recuerdalo, no te podemos meter en un convento... Es como si me metes a mi en un seminario :P
La otra carta es muy irónica porque la chica no lo está pasando bien. Esta es simple recuerdo de lo que pasó, nada más.
Gracias por comentar sin pedirlo de rodillas [esto es un milagro]Besiños a los dos.
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